Antifémina

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Antifémina

Esta obra surge a partir de una investigación sobre el erotismo y sus manifestaciones culturales. El resultado de la misma revelaba que, más que premisas culturales, lo que prevalecía era una manera de mirar. Y, en consecuencia, de mostrarse y que esta mirada erótica se construye a partir de una perspectiva masculina, como cualquier otro tipo de representación visual normativa.

Desde esta concepción, la mirada se presenta desde la idea de control y poder, al estar los roles claramente definidos y convertir la imagen representada, mayoritariamente femenina, en un acto de posesión.

Así la construcción de lo femenino se limita a un sujeto-objeto pasivo, ya que el canon de lo visible se reduce al disfrute de otros y en el que la mujer no es dueña de su deseo, ni sensualidad. Esta cosificicación de la imagen femenina llega hasta el punto de que la mujer acaba perdiendo su identidad para convertirse en una amalgama de mujeres fragmentadas. Siendo la fragmentación, a su vez, característica significativa en el resto de mi obra. De este modo su imagen pierde unidad para convertirse en una mujer-órgano que se desmiembra y da lugar a una sucesión de zonas eróticas; de manera que solo existe en tanto que es portadora de las mismas.

Estas reflexiones fueron la base de la propuesta de trabajo sobre la cual he desarrollado esta obra, a través de la técnica mixta, la fotografía y el vídeo. Por medio de ellas construyo un poema visual desde una narrativa donde el eje temporal da protagonismo a un “trozo de mujer” para hacer evidente algo tan normativo que pasa desapercibido: la descomposición y la exposición del cuerpo femenino en el espacio público.

Mujer-órgano que se expone sin filtro a las consecuencias del paso del tiempo.

La serie fotográfica y la pieza audiovisual me permiten mostrar a una mujer escaparate, a partir de la cual se crea un ideal de feminidad, inalcanzable para la gran mayoría de mu­jeres, en el que su esencia se reduce a su cuerpo, el cual se convierte en objeto de consumo valorado en función de su edad, complexión, forma…

Gracias a esta combinación de técnicas y conceptos, puedo convertir al público en tes­tigo del paso del tiempo, variable a través del cual la obra adquiere pleno sentido. Así pro­pongo un juego de miradas en el que hago partícipes tanto al sujeto-observador, como al sujeto-observado, diluyendo de este modo los roles hegemónicos. Esta mirada reflexiva e igualitaria convierte al espectador en cómplice, abriendo un diálogo sobre el cuerpo como identidad, lo estereotipado frente a lo auténtico y la juventud como ideal de belleza.

La técnica mixta y su documentación mediante la fotografía y el vídeo, me permite crear una obra viva que habla sobre lo efímero, estableciendo una analogía entre el proceso de marchitación y las implicaciones que el paso del tiempo tiene en el cuerpo de la mujer: el miedo a la vejez y, en consecuencia, a dejar de ser deseada.

Antifémina son todas y cada una de las mujeres, también las que no encajan en el concep­to creado de feminidad. Es además un homenaje a la publicación del mismo nombre en la que, ya a finales de los 70, Colita y Maria Aurèlia Capmany se preguntaban qué significaba ser mujer.

Proyecto expuesto en MUMUAR Festival en marzo de 2019, Ünnamed Gallery de marzo a junio de 2020 y publicado en el nº 6 de Vulva Fanzine.